Bienvenido al Yacimiento de la Losilla
El yacimiento
arqueológico de “La Losilla” se encuentra ubicado en el término municipal de
Añora, a unos 3 km al noreste del casco urbano. Históricamente ya se conocía de
la existencia de restos de una construcción antigua en estos terrenos (está mencionado en una obra de
1840), pero los primeros trabajos científicos de excavación no llegaron
hasta 1994 de la mano del arqueólogo D. Antonio Arévalo Santos, quien ya
determinó que se trataba de una basílica, al hallar parte del muro curvo del
ábside.
Desde el año 2013, el Instituto Arqueológico Alemán y la Universidad de Göttingen han estado desarrollando tareas de excavación y estudio bajo la dirección del arqueólogo Fedor Schlimbach, que han confirmado la existencia de una basílica de época visigoda y una serie de edificios anexos para la actividad económica. Podría ser una pequeña aldea o hacienda particular propiedad de un terrateniente, donde se construyó la iglesia para el culto cristiano y como cementerio familiar.
Aunque ha sufrido muchas excavaciones clandestinas desde el siglo XIX, el monumento ha ofrecido abundante información para la arqueología del ámbito rural en época visigoda.
La Basílica
La iglesia de “La Losilla” es una basílica de 3 naves con un ábside en su parte oriental, donde se ubicaba el altar. Las naves estaban separadas por hileras de pilares y arcos que elevan la nave central y sostienen la cubierta. Es un edificio de época Visigoda, construido y utilizado entre los siglos V y VIII y utilizado para los primeros cultos cristianos, puesto que esta religión pasó a ser la oficial en el imperio romano en el siglo IV. Parece que fue abandonado después de la llegada de los musulmanes a la península ibérica.
Muros
Los gruesos muros que sostienen el edificio fueron construidos con mampostería e incluyendo algunos grandes bloques labrados en su parte baja, posiblemente reutilizados de un edificio romano. Pero debido a la dificultad para elevar estos pesados bloques, las partes altas de los muros están construidas con piedras sin labrar, de menor tamaño y más fáciles de manejar.
Cubierta
El tejado del edificio está construido siguiendo la técnica romana, es decir, utilizando tejas de barro cocido de dos tipos. En primer lugar se colocaban las tégulas, para generar una superficie impermeable. Después, con las Ímbrices o Imbrex se cubrían las uniones entre tégulas para evitar que penetrara el agua, tal y como puedes ver en la imagen. Se han encontrado abundantes restos de tejas de ambos tipos en el yacimiento.
Ventanas
Abrir huecos en los
muros supone reducir su consistencia, por eso para dar luz y ventilar el
espacio se realizaban estrechas ranuras sin acristalar que se abrían hacia el
interior, lo que se conoce como abocinamiento. En época visigoda era frecuente
que las aperturas de la nave central fuesen más elaboradas, por ejemplo con
arcos de herradura o labrados como el de la imagen.
Tumbas interiores
El suelo de la
basílica está totalmente repleto de tumbas, que en muchos casos estaban
reutilizadas y con más de un difunto en su interior. Normalmente, la cercanía a
la zona del altar indicaba el estatus social del difunto, quedando reservada
para al clero la zona del coro.
Se han podido
estudiar muchas de ellas sin expoliar, ayudando a definir el periodo de
utilización del templo y mejorar el conocimiento sobre los ritos funerarios de
la época.
Lápida funeraria de Abitia y Birisenda
Hallazgos
En las excavaciones, los arqueólogos encontraron
varios objetos que formaban parte de las instalaciones de la iglesia o que
pertenecieron a las personas que, en su día, hicieron uso del edificio. Entre
los objetos más relevantes se encuentran dos candeleros en forma de cruz de
hierro, una posible phalera (objeto decorativo que formaba parte del atalaje
del caballo) de bronce dorada y una joya tallada con una cabeza de mujer,
aparentemente de época romana, identificada como la diosa Minerva.
Ajuar funerario
En el interior de algunas tumbas ha aparecido
ajuar funerario, normalmente una vasija de cerámica por enterramiento y objetos
poco suntuosos. Sin embargo, en la sepultura número 5 se encontró una vasija de
vidrio conocida como ‘ungüentario de pie
alto’, un tipo de vaso muy poco frecuente (se conocen sólo 8 ejemplares que
provienen todos de la península Ibérica, de contextos funerarios de época
visigoda).
Ungüentario de pie alto
Tumba de Hieronimus
Unos de los
hallazgos más interesantes en “La Losilla” ha sido la tumba de Hieronimus por
la excelente conservación de los restos óseos de un hombre de 35 años,
acompañado por una niña de 2-3 años. Pero especialmente llamativa es la lápida funeraria de
mármol con una completa inscripción de 12 líneas en latín que indican el nombre
“Hie-ro-ni-mus” mediante la primera sílaba de los versos 1-3-5-7 y que además
incluye la edad y fecha de fallecimiento (14 de abril del año 646 d.C.). Sin duda, una
inscripción única en el mundo y de gran relevancia.
Coro
Este pequeño
espacio en el extremo
oriental de la nave central, totalmente rodeado por muros, estaba
reservado para el clero en una zona preferente, justo frente al altar. Desde
aquí se iniciaban los rezos y cantos que acompañaban a los cultos cristianos.
Posiblemente las tumbas que aquí se encuentran pertenecieron a sacerdotes u
otras personas relacionadas con la iglesia.
Ábside
Este es el lugar
más sagrado del edificio, donde un sacerdote dirigía las celebraciones sobre un
altar de mármol del que sólo se ha hallado un fragmento. Aparentemente se trata de un pedestal de una
estatua funeraria de época romana que posiblemente fue traído de otro lugar
para utilizarlo en la basílica como altar.
Parte del pedestal romano usado, posiblemente como altar